miércoles, 12 de agosto de 2015

Luchar por el Cambio

El tiempo pasa inexorablemente en las escuelas Guatemaltecas, los días se vuelven rutina; los
maestros y también los niños se van acomodando ante un sistema de pocas oportunidades marcado por la indiferencia, se hace lo que se puede, pero se puede muy poco es casi nada.
La conciencia del maestro entra en un profundo sueño, y el diario vivir dicta que no hay mayor esfuerzo que hacer para educar a alguien que está destinado a ser uno más del montón; alguien que no sueña, alguien que tiene la misión de pasar por la vida sin vivirla y sin conocerla.
Los maestros se pierden en sus objetivos y en sus metas para querer solucionar problemas de cobertura y comodidades de primera necesidad (falta de salones, falta de escritorios, más maestros, etc.) se cansan, y en el laberinto para encontrar soluciones se olvidan que a pesar de toda la adversidad pueden iniciar una excelente formación si toda su energía se enfoca en promover el desarrollo integral del niño. (Formar padres, niños, maestros, autoridades)
Los maestros necesitan de alguien que los acompañe, de gente que no dicte recetas, ni rechace su labor, gente que lo promueva, gente que sea el despertador de esa conciencia que no ha desaparecido, sino que únicamente está en un profundo sueño como un embrujo ante la indiferencia.

Olimpiadas Infantiles 2015, Maratón, rama Femenina.

Como Centro Monte Cristo, sabemos que el cambio a una educación con calidad está en manos del maestro, un maestro con conciencia de su realidad, motivado a hacer su trabajo con entrega y pasión, motivado a soñar sus propios sueños y los sueños de sus estudiantes, a ejercer un liderazgo revolucionario de ideas y actitudes que aunque parecen de locos, pero son actitudes humanas y solidarias con el niño y las comunidades rurales del entorno. 

Es así, como el Centro Monte Cristo, no sólo se dedica a acompañar en cubrir necesidades físicas, básicas, sino que se enfoca especialmente en fortalecer conciencias, para tener maestros y escuelas con vida; donde se aprende a pensar, a sentir y a crecer.  Las escuelas que florecen, se ven mejor, siempre con limitaciones y pobrezas, pero están limpias, ordenadas, con niños y niñas  activos que cantan, bailan, declaman, compiten, juegan, estudian y principalmente descubren que pueden soñar, que deben soñar, que su maestro es ese punto de enlace con el que cuenta para observar que el mundo es grande, pero que su acompañamiento le ayuda a descubrir que el esfuerzo , el sacrificio, la entrega y la pasión son elementos que suman para romper ese paradigma y alcanzar los sueños de una educación más humana, de calidad, que nos lleve a alcanzar un mejor nivel de vida.
Nuestro qué hacer en Monte Cristo, es acompañar, es luchar por el cambio, es desafiar las sentencias de la vida.

“Es más fácil desintegrar un átomo que un pre-concepto”   
Albert Einstein.
AmaZA
Coordinadora Educativa CEMOC

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