Por Micaela Zamora
Queridísimos amigos, parece que fue ayer que nos encontramos, en la década más dura de nuestras vidas, por la situación política que se vivía en Guatemala – los años 80 - . Don Piero conmemorando en el salvador, la muerte de Monseñor Romero; y nosotros, afortunados de su visita a Guatemala y como un premio de la lotería a Chimaltenango.
Así iniciamos esta relación; era esencialmente con las comunidades de Celleno y Calvagese, que luego se constituyen en la fundación Guido Piccini. Nuestro primer encuentro con Don Renato, Paola, Pacho , Vittorio fue visitando el municipio de San José Poaquil, que inicia la relación directa con la Cooperativa Kato-ki, la Parroquia, Micaela y Mario Cárdenas.
Estamos pasando la mitad de la 3ª década, con 25 años de relación estrecha, casi toda una vida, con muchos frutos y conociendo personas que han cambiado nuestras vidas. Nuestra relación se intensificó sobre todo en la década del 2001, ayudando a realizar dos sueños: El Centro Monte Cristo que desde el 3 de marzo del 2003 inició su labor, y con ella, abrió las puertas y ventanas del corazón de cada uno de los miembros del equipo multidisciplinario, hombres y mujeres amorosos que a diario entregan su vida en el trabajo; y la comunidad Piero Morari dedicada a familias desplazadas internas.
Hemos entregado a la sociedad 7 promociones de jóvenes y señoritas; ustedes no pueden imaginar cuanto bien hemos logrado, cuanta pena hemos resuelto, a cuantos les hemos alivianado la carga y convertido la vida dura, en una vida un poco más fácil y placentera, niños, jóvenes, hombres, mujeres y ancianos que han logrado después de pasar ese túnel tan obscuro, encontrar al final la luz necesaria para sus vidas. Todo lo hemos logrado por esa relación de apoyo solidario, económico, y de respeto, que poco a poco se ha ido consolidando como un misterio de Dios que nos une en su inmenso amor.
Parar y mirar atrás, es hacer un inventario de tanto que hemos hecho juntos, es un gran inventario que integra tantos valores materiales como: construcción de la comunidad Piero Morari, compra de terrenos, construcciones de casas, escuelas, aulas, cocinas, caminos, compras de equipo, pago de salarios a maestros, compras de alimentos, entre tantos. Pero sobre todo los valores intangibles que no se ven ni se tocan, entre ellos: el don de la amistad y la confianza que nos hace sentir la cercanía entre nosotros, aunque nos separen distancias tan grandes, miles de kilómetros, mares, océanos, pero es el mismo sol que nos calienta y nos da su luz, es la misma luna que le da claridad a nuestras noches tan obscuras.
Esta es la solidaridad que de ustedes hemos recibido. ¡Gracias APASCE! con nombres y apellidos: Don Piero, Angelas (uno y dos), Ernesto, Gian Carlo, Gigi, Paolo, Daniela, Luca, Anna, Ursula, Enrico, Marina, Severino, Luciano, y tantos más, a quienes con un nuestro ser, hoy les decimos: Gracias de Corazón.
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